Al segundo día nos fuimos con una furgo a hacer un tour por el parque nacional de Bokor. Una extensión inmensa de selva donde habitan tigres, elefantes, pitones y cobras. Por suerte o mala suerte no vimos mas que mosquitos, una espectacular cascada y una zona de turismo en ruinas de la época colonial francesa cuyo gran hotel daba la tétrica sensación de emerger de El Resplandor de Stephen King a mas de 1000 metros de altura entre la jungla. Lo mas espectacular del viaje fueron los 40 km de pistas forestales en la parte posterior de la furgoneta, a cielo abierto y cayendo y una tromba de agua increíble!
Al llegar de nuevo al pueblo nos fuimos a dar una vuelta y me comí un cangrejo cuyas patas sobresalían del plato por apenas un par de dolares. La cocina tailandesa y camboyana son una maravilla y si me pongo a relatarla ocuparía una página más en este blog, así que mejor dejarlo para otro día…