Aunque las atracciones son más bien antiguas los chavales disfrutarán de igual manera que en cualquier otro parque más moderno. Nos subimos al roller coaster, uno de los más antiguos del mundo -ni más ni menos que del 1914- y aunque dista mucho de las virguerías que se montan hoy en día fue un viaje estupendo.
El estilo de muchos edificios en este complejo de atracciones nos devuelve a épocas pasadas y pasear por los jardines de Tivoli Gardens ofrece una sensación muy especial al visitante.
El lugar es una de las atracciones principales en Copenhague y merece la pena echar un vistazo a la agenda del parque ya que se realizan muchos conciertos y obras de teatro, especialmente en verano, y puede ser una visita muy especial coincidir con alguno de ellos.
Si tenéis pensado cenar en Tivoli Gardens debéis saber que los restaurantes cierran la cocina sobre las nueve de la noche aunque más tarde siguen sirviendo comida fría.